top of page

Décimas obra de danzateatro mujERES

​​

mujer campesina 1700-1850

Al Perú se exporta trigo,

es mi gran oportunidad.

para huir de tanta maldad,

¡al conquistador maldigo!.

Y hoy a todos aquí digo,

mi casa es un gran cobijo,

y tengo pareja e hijos,

con o sin la iglesia.

Hoy ya nadie me desprecia,

con mis reglas yo me rijo.

 

Muy de a poco comenzamos,

yo aporté mis dos carneros,

él su yegua con apero,

los vendimos y cobramos.

y un poco’e tierra compramos,

un rancho primero hicimos,

luego casa construimos,

de adobe linda y grande,

Y a to’o el que por aquí ande,

muy feliz lo recibimos.

 

La división del trabajo,

yo pacté con mi pareja,

él ara, siembra y cosecha,

lleva trigo pa’ llá abajo.

Yo no tengo ni un relajo,

pues cocino, hilo, tejo,

crío niños, doy consejo,

licores hago con gana,

amaso, y soy artesana,

mis dolores atrás dejo.

 

Llegando al mil ochocientos,

somos cien mil las mujeres,

tejedoras con deberes,

e hilanderas hay por cientos.

Seguro me ha visto cosiendo,

vendiendo o amasando,

por aquí todavía ando,

¡soy la mujer campesina!,

que ya nadie adoctrina,

soy el centro, estoy al mando.

 

En torno a mi quehacer,

surge el mundo popular.

Este Chile ha de nacer,

matriarcal y no dispar.

​

​

mujer chinganera 1810 - 1839

Pero llegaron las guerras,

también en mil ochocientos,

escasearon alimentos,

en el aire todo aterra.

Y saquearon nuestras tierras.

con ejército altanero,

la Independencia primero,

luego con Perú y Bolivia,

y ningún dolor se alivia,

y yo aquí ya desespero.

 

Con los Mapuches sabemos,

que hasta hoy están luchando,

y aún se siguen rehusando,

a devolverles sus terrenos.

 

También vuelve a repetirse,

el machista violador,

que como el conquistador,

sólo debiera pudrirse.

Todo ya parece hundirse,

nuestros hombres son llevados,

o ellos huyen aterrados,

por las deudas o la guerra,

la situación nos destierra,

hemos sido devastadas.

 

A la ciudad tuve que huir,

largo trecho caminé,

al Estado supliqué,

vi a la Iglesia influir.

¡Un sitio pa’ construir!,

¡un lugarcito pa’ plantar!.

No se pudieron negar,

tantas somos, aquí estamos,

y en la Chimba nos quedamos,

de nuevo con to’o empezar.

 

Acá a la orilla del río,

Acá al costado del puente,

armamos un buen ambiente,

Ya no pasamos ni frío.

Y junto a nuestros críos,

fritanguería instalamos,

y una ramada armamos,

y pa’ atraer a la gente,

ofrecemos aguardiente,

y cantamos y bailamos.

 

La Chingana inventamos,

creatividad de mujer,

siempre lista a resolver,

el problema que pasamos.

Por aquí to’ había estamos,

¿Usté’ me ha visto friendo?,

¿o anticuchos vendiendo?.

Por Mapocho me coloco,

aunque ahora canto poco,

el folclor se está perdiendo.

 

Nuestro único problema,

es tener tanto chiquillo,

cada parto es un delirio!,

cada huacho, un dilema!.

Y sin marido este sistema,

nos ve solas, vulnerables.

licenciosas, deplorables,

nos vigilan, nos reprimen,

porque nuestro mayor crimen,

es ser libres, indomables.

​

​

mujer costurera 1860-1925

Trabajo están ofreciendo,

casas de moda francesa,

mucha moda burguesa,

las ricas están requiriendo.

Y yo sólo estoy queriendo,

ya no ser una sirvienta,

ni tampoco dependienta,

de la hermosa Chingana,

nos tratan de mala gana,

¡Qué sociedad tan violenta!.

 

Veo nueva oportunidad,

en el trabajo de costurera,

así decente y austera,

será mi nueva actividad.

Tendré también más dignidad,

ya no seré una servidora,

cara a cara a la señora,

ahora la podré mirar,

de igual a igual hablar,

la distancia se aminora.

 

Ahora estudio y trabajo

ahora leo y escribo,

me caso con mejor partido,

hoy ya no estoy tan abajo.

Y con garbo y desparpajo.

mi aguja me dignifica,

todo mi ser se amplifica,

no importa el poco salario,

ni el largo de los horarios,

un avance esto implica.

 

Pero algo raro sucede,

la sangre se me urbaniza,

mi alma se proletariza,

¡el sistema a mí me agrede!.

Mi espíritu retrocede,

he perdido mi libertad,

tener patrón es necedad,

poco salario y un arriendo,

y no alcanza el alimento,

pido fiado, es necesidad.

 
Regresar ahora no puedo,

mis manos están atadas,

la Chingana clausurada,

¿ahora donde yo me hospedo?.

¿Y ahora cómo yo procedo?.

Quieren francés su mundillo,

tienen llenos los bolsillos,

desprecian a lo popular,

quieren café, club, y buen bar,

y que yo sea de conventillo.

 

Y ahora que tengo marido,

y mis hijos no son huachos,

se me mueren de un empacho,

o de un tifus bien sufrido.

Todo huele aquí a podrido,

vivo en pieza sin ventanas,

estoy sin sol tarde y mañana.

Y por el mil novecientos,

nacen mil mueren quinientos,

la estadística es insana.

 

En orfanatos es peor,

de mil mueren ochocientos.

Los ricos tienen gran pavor,

muchos pobres, muchos muertos.

Y organizan con gran fervor,

puras obras de caridad,

lo que es pura nimiedad,

pues no cambian el sistema,

la riqueza es su lema,

su rezo es banalidad.

 

Y cuando su minería,

su comercio y su banco,

quiebran y tienen embargo,

más aún nos oprimirían.

Burdeles y botillerías,

son su negocio ahora,

y en prostitutas, no en señoras,

y en borrachos, no en obreros,

nuestras vidas convirtieron,

la cuestión social aflora.

 

Ya no sirve mi costura,

tampoco mi educación,

Todo esto es conmoción,

No queda decencia alguna.

¿Y qué tristeza y amargura,

ellas parecen cargar?,

¿No tienen nada que contar?

Quizás cómo han vivido,

Quizás cuánto han sufrido,

que no pueden ya ni hablar.

​​

​

​

obra mujERES 2018-2025

con/tacto

InterGrafias/MónicaPintoVerdugo

© 2013-2025 by Moon

bottom of page